Con una impronta que se aleja del estereotipo cumbiero, Romina Franco supo ganarse, por medio de su sets musicales, un lugar en las pistas del ambiente tropical. “La cumbia también es cultura”, afirma.
Comenzó su carrera en el mundo tropical de casualidad. Si bien este ritmo ya formaba parte de sus gustos musicales, cuenta que la noche que entró a una pista de cumbia, supo que ese era su lugar en el mundo. Apasionada por la música y las bandejas, se animó a dar el salto para convertirse en referente de un sector numeroso de la diversión porteña que ama este género. Con carisma y humildad, logró, así, imprimirle a la noche cumbiera toques de encanto y glamour.
Frontal y sincera, Romy no da vuelta y dice lo que piensa. Asegura que quiere romper los prejuicios y estigmas con los que carga esta música que hoy representa. La polémica con la cumbia villera, el rol de la mujer y las tensiones de clase en esta nota con Infobae.
- Dicen que sos la primera DJ de cumbia.
Yo creo que sí, no sé si habrá alguna más, en su casa o desde antes, pero a mí también me lo dicen.
- ¿Cómo llegas a convertirte en la primera mujer que se dedica a pasar cumbia en las pistas de Buenos Aires?
No fue algo programada, no dije “quiero ser la primera”, simplemente surgió, se fue dando. Dentro de otros géneros, hay muchas DJs; de hecho, yo empecé pasando otros estilos hasta que encontré La mágica –fiesta de cumbia–. Me abrieron las puertas y ya hace muchos años que estoy, y ahí me instalé, dentro de este género que es el que a mí más me motiva y me gusta.
- Llegaste a la fiesta La mágica como Dj de otro género, ¿qué te pasó ahí?
No sé si tanto, no trabajaba como DJ resident en un determinado lugar. Pasaba música, fui a bailar, me encantó, y como dentro del circuito de la cumbia es bastante cerrado, las bailantas tienen sus Djs hace muchos años, fijos, yo no había encontrado un lugar para mí. Esto surgió de manera natural, uno de los organizadores me invitó y quedé, no falto nunca, estoy siempre. Soy feliz, paso la cumbia que me gusta, no hay nada estipulado, soy muy libre.
- Contame cómo fue esa primera noche en la que te dijeron “salí a escena”.
Muchos nervios, porque no me gusta hacer las cosas así nomás, me gusta hacerlas bien. Estaba nerviosa, todavía hoy me sigo poniendo nerviosa. Es tanto lo que la música genera en las personas, y las canciones que elijo realmente me identifican mucho. En cada canción, en cada set, se refleja mi personalidad, entonces no es fácil, no es cualquier cosa para mí pasar musica. Estoy hablando de mí, de mí estado de ánimo, de lo que quiero expresar, explicar, las canciones lo dicen por mí. No es algo pasajero, no es poner play y que la música suene.
- ¿Cuál es la cumbia que más te representa?
Hay muchísimos tipos de cumbia: la peruana; la colombiana, que se fue desparramando por todo Latinoamérica; pero la que más me gusta es la cumbia argentina, la nacional. Después hay muchos géneros, está el norteño, el santiagueño, dentro de Santa Fe, hay otros estilos: con guitarra, con acordeón. Me muevo muy bien dentro de esos géneros. La cumbia villera me encanta, la escucho sin ningún prejuicio, me divierto; además, siento que desde hace 15 años para acá, es el sonido más moderno y más revolucionario dentro de la música argentina.
Hay muchos que piensan que la cumbia villera vino a desplazar a la cumbia tradicional, y que de alguna manera, perjudicó al género musical. ¿Qué mirada tenés sobre eso? Siento que no desplazó a la cumbia tradicional, creo que hay lugar para todos. Es como pensar que Agapornis desplazó a la cumbia villera. No creo que sea así. El oyente elige. El oído del cumbiero es muy afilado, no acepta cualquier cosa. Una cosa es lo que escuchamos en la radio, y otra la que escucha el cumbiero en la casa. Creo que hay una mirada demasiado crítica hacia la cumbia villera, por venir de la villa; porque, de hecho, en el punk, las letras son iguales o peores, y nunca nadie se puso a señalar el punk, porque venía de Inglaterra. En cambio, la cumbia, como viene de Zona Norte, Pacheco, Tigre, y la toca alguien con pelo largo y rulos que se hace llamar “negro cumbiero”, ahí apuntan. Creo que hay que relajarse un poco y escuchar. Dentro de la cumbia villera hubo grupos que salieron de castings hechos por productores para hacer plata en tres meses, y otros grupos, que son los que paso yo, que son los que trascendieron, que venían de la cumbia colombiana y que las letras son de autor, no venían de un productor y nada más.
- Era una mirada muy marginal y violenta ¿no? Y quizás, a alguien que no es del ambiente le choca y se pregunta “¿cuáles son los valores que se transmiten ahí?”
Esa cumbia era hecha por productores, era para pegar, para marketing. Damas gratis, por ejemplo, no cuenta ninguna historia de robos, cuenta otras historias. La cumbia que habla más de eso, de robos y secuestros, era cumbia testimonial que contaba la realidad del país en ese momento. No puedo criticar eso, porque para mí es como criticar un cuadro pintado por un artista, no soy quién para criticar el arte, y mucho menos, algo que la gente elige; porque si lo eligieron es por algo.
- Muchas veces se critica también el lugar que ocupa la mujer en el ámbito de la cumbia, tu caso podría ser un ejemplo que quizá contradice esa idea.
Creo que el espacio se lo hace cada uno, tampoco me gusta ver bailar a una mujer desnuda, no me siento cómoda viendo eso, pero acepto que existe, yo no lo haría. La música que paso, mi sets, está armado de una manera, es música elegida con una mirada muy femenina.
- ¿Qué aprendiste con todos estos años pasando musica de cumbia?
Aprendí que la mirada crítica muchas veces no es el cumbiero hacia el afuera, sino del afuera hacia el cumbiero. El cumbiero escucha baladas, boleros, rock, en cambio el que no escucha cumbia, piensa, sin escucharla, desde la ignorancia absoluta, que la cumbia es una porquería, y no es así. Porque la cumbia es cultura, le guste a quien le guste o le pese a quien le pese. Es nuestra cultura, de la gente humilde, de la clase media y baja que no se puede seguir pateando y escondiendo. En toda fiesta, suena cumbia; y está bueno que se sepa qué tipo de cumbia es, de dónde viene, cómo fue originada, con qué instrumentos, dónde está tocada, para empezar a encontrar el valor que realmente tiene ese sonido.
Fuente: Infobae
Comenzó su carrera en el mundo tropical de casualidad. Si bien este ritmo ya formaba parte de sus gustos musicales, cuenta que la noche que entró a una pista de cumbia, supo que ese era su lugar en el mundo. Apasionada por la música y las bandejas, se animó a dar el salto para convertirse en referente de un sector numeroso de la diversión porteña que ama este género. Con carisma y humildad, logró, así, imprimirle a la noche cumbiera toques de encanto y glamour.
Frontal y sincera, Romy no da vuelta y dice lo que piensa. Asegura que quiere romper los prejuicios y estigmas con los que carga esta música que hoy representa. La polémica con la cumbia villera, el rol de la mujer y las tensiones de clase en esta nota con Infobae.
- Dicen que sos la primera DJ de cumbia.
Yo creo que sí, no sé si habrá alguna más, en su casa o desde antes, pero a mí también me lo dicen.
- ¿Cómo llegas a convertirte en la primera mujer que se dedica a pasar cumbia en las pistas de Buenos Aires?
No fue algo programada, no dije “quiero ser la primera”, simplemente surgió, se fue dando. Dentro de otros géneros, hay muchas DJs; de hecho, yo empecé pasando otros estilos hasta que encontré La mágica –fiesta de cumbia–. Me abrieron las puertas y ya hace muchos años que estoy, y ahí me instalé, dentro de este género que es el que a mí más me motiva y me gusta.
- Llegaste a la fiesta La mágica como Dj de otro género, ¿qué te pasó ahí?
No sé si tanto, no trabajaba como DJ resident en un determinado lugar. Pasaba música, fui a bailar, me encantó, y como dentro del circuito de la cumbia es bastante cerrado, las bailantas tienen sus Djs hace muchos años, fijos, yo no había encontrado un lugar para mí. Esto surgió de manera natural, uno de los organizadores me invitó y quedé, no falto nunca, estoy siempre. Soy feliz, paso la cumbia que me gusta, no hay nada estipulado, soy muy libre.
- Contame cómo fue esa primera noche en la que te dijeron “salí a escena”.
Muchos nervios, porque no me gusta hacer las cosas así nomás, me gusta hacerlas bien. Estaba nerviosa, todavía hoy me sigo poniendo nerviosa. Es tanto lo que la música genera en las personas, y las canciones que elijo realmente me identifican mucho. En cada canción, en cada set, se refleja mi personalidad, entonces no es fácil, no es cualquier cosa para mí pasar musica. Estoy hablando de mí, de mí estado de ánimo, de lo que quiero expresar, explicar, las canciones lo dicen por mí. No es algo pasajero, no es poner play y que la música suene.
- ¿Cuál es la cumbia que más te representa?
Hay muchísimos tipos de cumbia: la peruana; la colombiana, que se fue desparramando por todo Latinoamérica; pero la que más me gusta es la cumbia argentina, la nacional. Después hay muchos géneros, está el norteño, el santiagueño, dentro de Santa Fe, hay otros estilos: con guitarra, con acordeón. Me muevo muy bien dentro de esos géneros. La cumbia villera me encanta, la escucho sin ningún prejuicio, me divierto; además, siento que desde hace 15 años para acá, es el sonido más moderno y más revolucionario dentro de la música argentina.
Hay muchos que piensan que la cumbia villera vino a desplazar a la cumbia tradicional, y que de alguna manera, perjudicó al género musical. ¿Qué mirada tenés sobre eso? Siento que no desplazó a la cumbia tradicional, creo que hay lugar para todos. Es como pensar que Agapornis desplazó a la cumbia villera. No creo que sea así. El oyente elige. El oído del cumbiero es muy afilado, no acepta cualquier cosa. Una cosa es lo que escuchamos en la radio, y otra la que escucha el cumbiero en la casa. Creo que hay una mirada demasiado crítica hacia la cumbia villera, por venir de la villa; porque, de hecho, en el punk, las letras son iguales o peores, y nunca nadie se puso a señalar el punk, porque venía de Inglaterra. En cambio, la cumbia, como viene de Zona Norte, Pacheco, Tigre, y la toca alguien con pelo largo y rulos que se hace llamar “negro cumbiero”, ahí apuntan. Creo que hay que relajarse un poco y escuchar. Dentro de la cumbia villera hubo grupos que salieron de castings hechos por productores para hacer plata en tres meses, y otros grupos, que son los que paso yo, que son los que trascendieron, que venían de la cumbia colombiana y que las letras son de autor, no venían de un productor y nada más.
- Era una mirada muy marginal y violenta ¿no? Y quizás, a alguien que no es del ambiente le choca y se pregunta “¿cuáles son los valores que se transmiten ahí?”
Esa cumbia era hecha por productores, era para pegar, para marketing. Damas gratis, por ejemplo, no cuenta ninguna historia de robos, cuenta otras historias. La cumbia que habla más de eso, de robos y secuestros, era cumbia testimonial que contaba la realidad del país en ese momento. No puedo criticar eso, porque para mí es como criticar un cuadro pintado por un artista, no soy quién para criticar el arte, y mucho menos, algo que la gente elige; porque si lo eligieron es por algo.
- Muchas veces se critica también el lugar que ocupa la mujer en el ámbito de la cumbia, tu caso podría ser un ejemplo que quizá contradice esa idea.
Creo que el espacio se lo hace cada uno, tampoco me gusta ver bailar a una mujer desnuda, no me siento cómoda viendo eso, pero acepto que existe, yo no lo haría. La música que paso, mi sets, está armado de una manera, es música elegida con una mirada muy femenina.
- ¿Qué aprendiste con todos estos años pasando musica de cumbia?
Aprendí que la mirada crítica muchas veces no es el cumbiero hacia el afuera, sino del afuera hacia el cumbiero. El cumbiero escucha baladas, boleros, rock, en cambio el que no escucha cumbia, piensa, sin escucharla, desde la ignorancia absoluta, que la cumbia es una porquería, y no es así. Porque la cumbia es cultura, le guste a quien le guste o le pese a quien le pese. Es nuestra cultura, de la gente humilde, de la clase media y baja que no se puede seguir pateando y escondiendo. En toda fiesta, suena cumbia; y está bueno que se sepa qué tipo de cumbia es, de dónde viene, cómo fue originada, con qué instrumentos, dónde está tocada, para empezar a encontrar el valor que realmente tiene ese sonido.
Fuente: Infobae