El reciclaje de frazadas y la calidad del agua del café son algunas de las realidades ocultas de los aviones de las aerolíneas comerciales. Qué sucede del otro lado de la cortina.
Minutos previos a emprender un vuelo. El pasajero se acomoda en el asiento y se prepara para disfrutar de un largo trayecto en el que tendrá innumerables servicios a su disposición. Todo parece pulcro, prolijo y a la justa medida de lo que necesita. Sin embargo, la apariencia de lujo en la atención de la tripulación puede llegar a ser solo eso… una mera imagen.
El periodista canadiense William McCoy realizó una investigación durante más de cinco años sobre los servicios ofrecidos a los pasajeros en los aviones. Para tal estudio entrevistó a cientos de clientes así como a decenas de azafatas, comisarios a bordo y hasta pilotos de compañías aéreas. Indagó sobre los grandes gigantes de la industria y también sobre las compañías más pequeñas que ofrecen tramos low cost.
"No todo lo que brilla es oro", dice el refrán y la atención ofrecida por la tripulación en los traslados aéreos no escapa a esa regla. ¿Quién sabe cuál es la pureza del agua servida en un té o un café?, ¿las almohadas y las mantas realmente nunca fueron utilizadas?
McCoy detalló una lista de algunos de los secretos de los vuelos que todo el mundo creyó saber pero no tenía idea de lo que se escondía en realidad.
Ante una situación de turbulencias fuertes, los pasajeros más escépticos intentan buscar tranquilidad en la mirada de las azafatas o de algún miembro de la tripulación. Sin embargo, ese mismo personal tiene la responsabilidad de anunciar un inminente choque o accidente a todos los viajantes, aún cuando ya no quede alternativa.
"A pesar de que se trate de una situación sin salida, nosotros tenemos que proceder como si después del accidente fueran a quedar muchos sobrevivientes. Lo último que hay que hacer es entrar en pánico. Nuestro trabajo es lograr que pueda salir viva la mayor cantidad de gente posible", aseguró Kimberly DiMatteo, una ex azafata de British Airlines.
Aquellos que viajaron en avión con cierta regularidad, alguna vez tuvieron la necesidad de tomarse un té o un café. Mala elección. El agua utilizada para las infusiones es extraída del tanque de agua del avión, la cual se encuentra en la parte inferior de la nave y no se limpia con relativa asiduidad.
Un comisario de a bordo de una aerolínea de elite, que no quiso revelar su nombre, reconoció: "El agua del avión es asquerosa. Yo siento verdaderamente pena, por lo que brindamos con nuestras bebidas calientes. Yo no recuerdo que se haya limpiado demasiado los tanques de agua de los aviones en los que he volado".
El agua usada para el café o el té procede del tanque de agua del avión, que rara vez es limpiado como corresponde
Los pasajeros suelen quejarse del nivel de la comida que reciben. La peor noticia para ellos es que los miembros de la tripulación disfrutan de platos de mejor calidad.
"Nuestras comidas son un poco mejor que la de los clientes. No es la gran cosa, pero es cierto que la tripulación tiene un carrito especial con fruta, pan y postres frescos y bebidas frías", declaró la ex azafata Fatihah Sudewo.
Otro mito derribado. Esa frazada o esa almohada que uno siente con aromas perfumados y cree estar estrenándolas… pueden no ser tan nuevas. De hecho, algunas aerolíneas utilizan más de una vez sus mantas y almohadas para los pasajeros.
"La reutilización de ese material es algo mucho más común de lo que se cree. Incluso, algunas ni se perfuman. Se las dobla, se las vuelve a envolver y ya quedan listas para un próximo vuelo", describió McCoy.
"Todo depende del costo de los pasajes. Obviamente, cuanto más barato sea el vuelo, más probabilidades hay de recibir una manta usada", añadió.
Hay una especie de sentencia inquebrantable entre las tripulaciones de los aviones: nunca utilizar los baños de los pasajeros. ¿El motivo? La suciedad y la falta de higiene que se registra en esos cubículos.
"Yo sólo uso el baño de los pasajeros para lavarme las manos o si estoy en una situación desesperada. No puedo entrar a un lugar al que acude gente que ni siquiera se pone sus zapatos para entrar", advirtió la azafata de Qantas, Kelly Goodnuff.
La higiene de los pasajeros en el lavabo es una de las grandes obsesiones para los miembros de la tripulación. Por eso, tratan de incentivar cada vez que pueden a que cada individuo limpie mínimamente el baño después de usarlo.
Fuente: Infobae
Minutos previos a emprender un vuelo. El pasajero se acomoda en el asiento y se prepara para disfrutar de un largo trayecto en el que tendrá innumerables servicios a su disposición. Todo parece pulcro, prolijo y a la justa medida de lo que necesita. Sin embargo, la apariencia de lujo en la atención de la tripulación puede llegar a ser solo eso… una mera imagen.
El periodista canadiense William McCoy realizó una investigación durante más de cinco años sobre los servicios ofrecidos a los pasajeros en los aviones. Para tal estudio entrevistó a cientos de clientes así como a decenas de azafatas, comisarios a bordo y hasta pilotos de compañías aéreas. Indagó sobre los grandes gigantes de la industria y también sobre las compañías más pequeñas que ofrecen tramos low cost.
"No todo lo que brilla es oro", dice el refrán y la atención ofrecida por la tripulación en los traslados aéreos no escapa a esa regla. ¿Quién sabe cuál es la pureza del agua servida en un té o un café?, ¿las almohadas y las mantas realmente nunca fueron utilizadas?
McCoy detalló una lista de algunos de los secretos de los vuelos que todo el mundo creyó saber pero no tenía idea de lo que se escondía en realidad.
Ante una situación de turbulencias fuertes, los pasajeros más escépticos intentan buscar tranquilidad en la mirada de las azafatas o de algún miembro de la tripulación. Sin embargo, ese mismo personal tiene la responsabilidad de anunciar un inminente choque o accidente a todos los viajantes, aún cuando ya no quede alternativa.
"A pesar de que se trate de una situación sin salida, nosotros tenemos que proceder como si después del accidente fueran a quedar muchos sobrevivientes. Lo último que hay que hacer es entrar en pánico. Nuestro trabajo es lograr que pueda salir viva la mayor cantidad de gente posible", aseguró Kimberly DiMatteo, una ex azafata de British Airlines.
Aquellos que viajaron en avión con cierta regularidad, alguna vez tuvieron la necesidad de tomarse un té o un café. Mala elección. El agua utilizada para las infusiones es extraída del tanque de agua del avión, la cual se encuentra en la parte inferior de la nave y no se limpia con relativa asiduidad.
Un comisario de a bordo de una aerolínea de elite, que no quiso revelar su nombre, reconoció: "El agua del avión es asquerosa. Yo siento verdaderamente pena, por lo que brindamos con nuestras bebidas calientes. Yo no recuerdo que se haya limpiado demasiado los tanques de agua de los aviones en los que he volado".
El agua usada para el café o el té procede del tanque de agua del avión, que rara vez es limpiado como corresponde
Los pasajeros suelen quejarse del nivel de la comida que reciben. La peor noticia para ellos es que los miembros de la tripulación disfrutan de platos de mejor calidad.
"Nuestras comidas son un poco mejor que la de los clientes. No es la gran cosa, pero es cierto que la tripulación tiene un carrito especial con fruta, pan y postres frescos y bebidas frías", declaró la ex azafata Fatihah Sudewo.
Otro mito derribado. Esa frazada o esa almohada que uno siente con aromas perfumados y cree estar estrenándolas… pueden no ser tan nuevas. De hecho, algunas aerolíneas utilizan más de una vez sus mantas y almohadas para los pasajeros.
"La reutilización de ese material es algo mucho más común de lo que se cree. Incluso, algunas ni se perfuman. Se las dobla, se las vuelve a envolver y ya quedan listas para un próximo vuelo", describió McCoy.
"Todo depende del costo de los pasajes. Obviamente, cuanto más barato sea el vuelo, más probabilidades hay de recibir una manta usada", añadió.
Hay una especie de sentencia inquebrantable entre las tripulaciones de los aviones: nunca utilizar los baños de los pasajeros. ¿El motivo? La suciedad y la falta de higiene que se registra en esos cubículos.
"Yo sólo uso el baño de los pasajeros para lavarme las manos o si estoy en una situación desesperada. No puedo entrar a un lugar al que acude gente que ni siquiera se pone sus zapatos para entrar", advirtió la azafata de Qantas, Kelly Goodnuff.
La higiene de los pasajeros en el lavabo es una de las grandes obsesiones para los miembros de la tripulación. Por eso, tratan de incentivar cada vez que pueden a que cada individuo limpie mínimamente el baño después de usarlo.
Fuente: Infobae