Gastan mucho menos porque antes debían viajar a Salta casi a diario para recibir terapias. Y ya no sufren el estrés de viajar tanto, lo que favorece su aspecto conductual.
Los papás de niños con autismo, tras largos años de lucha, lograron la apertura de un espacio propio, donde los chicos pueden ser atendidos por el trastorno que los afecta y contenidos en un buen ambiente.
Los padres de niños con TEA (Trastorno del Espectro Autismo, que es el nombre científico de la minusvalía), llegaron a un acuerdo con las autoridades de la La Fraternidad, el gremio ferroviario, para alquilarle parte de sus instalaciones los días hábiles.
"Estamos muy contentos por este gran avance que hemos logrado gracias al empuje de todos. En los nuevos consultorios trabajan un acompañante terapéutico, un psicopedagogo y un psicólogo. Ellos brindan el servicio de atención a los pacientes con autismo por medio de la obra social de cada uno", dijo Delma Díaz, madre de un niño con esta patología.
La mujer continuó explicando que en aquellos casos donde la familia no cuenta con obra social, "intentamos juntar fondos para ayudarlos. Y también estamos en la tarea de encontrar patrocinantes que puedan apadrinar a algunos de esos niños".
Reconocer el autismo en un niño representa un proceso largo que se inicia con consultas a distintos profesionales en busca de respuestas a conductas alejadas de los estándares.
"Cuando el resultado es el autismo, los padres no quieren aceptarlo. Esa no aceptación es una actitud muy negativa para el niño, debido a que en muchos casos se los saca de las escuelas donde asisten, los aíslan socialmente y pierden un tiempo precioso, porque cuanto antes se inicie un tratamiento más posibilidades tiene el chico de llevar una vida prácticamente normal a futuro", describió Díaz ante la consulta de El Tribuno.
Cabe recordar en este punto que el tratamiento con terapeuta y psicólogo son de por vida, porque en estos casos no hay una recuperación total. Las asistencias a las sesiones terapéuticas se realizan en forma diaria o día por medio, según la gravedad el caso. Y hasta hace poco tiempo, los padres debían viajar con esa frecuencia a Salta, con todos los trastornos que eso significa, en especial para el niño.
Lograr que las atenciones se hagan directamente en General Gemes ya fue un triunfo luego de una lucha de tres largos años, que finalizó con la apertura de la sala Mi Cielo Azul en La Fraternidad.
Ahora, los niños ya no deben viajar a Salta y pueden recibir las sesiones de terapia en Gemes, lo que significa un gran ahorro económico y que el chico llegue mucho menos estresado a la terapia.
"Nosotros no decimos que nuestros hijos son autistas, sino que tienen autismo. Como padres, también resultamos afectados por el Espectro del Autismo, por lo que necesitamos más psicólogos, psicomotricistas y psicopedagogos. Les pido a los profesionales de esas especialidades que se acerquen a Mi Cielo Azul si tienen interés en trabajar, sabiendo que no será gratuito. Solo debemos llegar a un acuerdo para que ellos facturen de acuerdo a lo que pagan las obras sociales", dijo Díaz.
Por ahora, el centro gemense cuenta con 12 pacientes, aunque la cantidad cierta de niños que padecen autismo en Gemes es desconocida. Se espera que en este nuevo período, que recién se inicia, las familias con niños afectados lleguen con más frecuencia a realizar consultas y eso permita tenerlos contenidos y que reciban la atención profesional correspondiente.
¿Qué es el autismo?
El autismo es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos como trastornos del espectro autista (ASD por sus siglas en inglés).
Actualmente se diagnostica con autismo a 1 de cada 68 individuos y a 1 de cada 42 niños varones, haciéndolo más común que los casos de cáncer, diabetes y SIDA pediátricos combinados.
Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas. El autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. También está asociado con rutinas repetitivas, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden oscilar desde leves a severos.