lunes, 4 de junio de 2018

El reclamo por la legalización del aborto también subió al escenario.

Varios premiados apoyaron la campaña por la legalización con el color verde como símbolo. Desde Violeta Urtizberea a Esteban Lamothe. Para la autora es una prueba más del cambio social en marcha tras el Ni Una Menos.


Las mujeres lo llevaron en los vestidos, en las muñecas, en las uñas, en los accesorios. Los hombres lo vistieron en las solapas, en un gesto de solidario acompañamiento a lo que hoy es un reclamo de gran parte de la sociedad. Algunas eligieron mostrarlo con elocuencia, otras prefirieron mostrar en detalle el símbolo de aquello que piensan. Lo cierto es que el verde tiñó la noche de la entrega del Martín Fierro y la discusión por la legalización del aborto que por estos días tiene lugar en la Argentina dijo presente entre las luces, el glamour y los reclamos de los trabajadores de los medios públicos en Puerto Madero.

Que la entrega del mayor premio de la televisión argentina haya coincidido con la fecha que hoy ya es emblema de la lucha para terminar con la violencia contra las mujeres fue, tal vez e involuntariamente, la mejor de las campañas. Y es por eso, quiero decir, porque ya es algo instalado en el inconsciente colectivo de una sociedad que sigue demostrando que está varios pasos adelante de sus políticos y de sus jueces, que ya no habría que sorprenderse porque las actrices y periodistas hayan elegido vestirse de verde o que Mirtha Legrand, al agradecer el premio especial por los 50 años de sus almuerzos, haya recordado que "aún hay mucho machismo" en el ambiente de la televisión.

Durante la cena en el Alvear Icon, el mundo del espectáculo (no solo mujeres como Violeta Urtizberea, Eva Di Dominici o Mariana Contartessi sino también hombres como Esteban Lamothe) se manifestó claramente a favor de la legalización de una práctica que todos en este país sabemos que se lleva adelante más allá de los permisos, en la clandestinidad.

Durante la tarde del domingo fueron muchas las actrices que asistieron a la cita por los 3 años del primer Ni Una Menos a las puertas del Congreso de la Nación, el único espacio donde el reclamo que lleva años de postergación puede llegar a encontrar finalmente una ley que revierta lo que muchos consideramos una injusticia: que las mujeres argentinas no puedan decidir cuál es su tiempo para la maternidad y que, amparados por esta carencia legal, en gran parte del país ni siquiera aquellas mujeres cuyos casos están contemplados en la ley por el Protocolo de Aborto no Punible puedan interrumpir voluntariamente sus embarazos cuando son violadas o cuando el embarazo amenaza su vida o cuando la amenaza se cierne sobre la vida del feto.

La legalización no va a obligar a nadie a abortar. Seguir en la ilegalidad, en cambio, sí confina a la humillación y al riesgo de la clandestinidad a las que por voluntad o necesidad deciden interrumpir un embarazo.

La de esta noche fue, sí, una entrega de premios politizada por un reclamo social. Un reclamo que seguramente resultó molesto para algunos contratos y que posiblemente hiere la sensibilidad de quienes no acuerdan con la despenalización y legalización del aborto. Es bueno pensar que también hiere la sensibilidad de algunos de nosotros que programas con señores cancheros que ponen a las mujeres en un lugar de objeto sigan siendo premiados y que conductores que se la dan de cómicos tengan espacio para agradecer y hacerse los graciosos en la misma semana en que humillaron públicamente a una compañera besándola por la fuerza, en una escena vergonzosa, de esas que afortunadamente ya no abundan.

Para quienes sí estamos de acuerdo y esperamos con verdadera esperanza esa ley del aborto seguro, legal y gratuito, para quienes creemos que la hora de las mujeres como sujeto de derecho pleno llegó para quedarse, el verde es el símbolo de la libertad sobre nuestros cuerpos y eso lo entienden mejor que nadie los más chicos. Basta con ver el pañuelo verde en los cuellos, muñecas y mochilas de los adolescentes varones y mujeres para entenderlo. Basta con ver de qué modo hijos e hijas están haciendo todo lo posible por convencer a sus padres de que ya es hora de terminar con la hipocresía.
Fuente:Infobae